sábado, 11 de junio de 2011

Té en el Desierto.

Y aunque habíamos vivido incontables cosas juntas, aquellos días fueron nuestros primeros kilómetros solas, y aquel viaje fue el primero después del juramento. Por eso es el Kilómetro 1 de los 23.480.
Cuando pienso en el SOS 2011, las primeras imágenes que llegan a mi cabeza es el sol ardiente tras la ventanilla del coche, sentir el calor de la luz en los brazos y en los labios rojos, a través de las carreteras de Murcia, los limoneros, las sonrisas, las gafas de sol y curiosamente, cuando pienso en los sonidos, no pienso en las canciones de The kooks o de Suede, me llegan "Volare" De los "Gypsy kings", y el álbum de las bodas y los bautizos, me llegan las risas de Francisco, ahogadas, a las 8 de la mañana mientras salta sobre la cama, me llega "como el agua". En seguida recuerdo los cereales de Miqui, Los donuts de Jorge, los azules crómaticos de Pablo.
Recuerdo el sol atravesando la persiana en la habitación, con fuerza, llamando a un nuevo día, donde los cuatro dormimos, Miqui en una cama, Laura y yo en otra y Fran a nuestros pies. Las primeras miradas y suspiros de la mañana, el agua helada, los bailes nocturnos, los ultramarinos inexistentes, y la aventura imposible de comprar cerveza en Molina, las vueltas en coche, una fiesta en una villa en la montaña, largas horas de autobús, cerveza y más cerveza, Lucky, Noodles, ollas en microhondas.
Por que aparte de la música, la euforia, la histeria colectiva de la gente, los artistas, el Rock 'n' Roll, lo que primero me viene a la cabeza es ELLA, y su sonrisa, sus labios rojos, como su pasión, la armonía de sus andares, un poco saltarines, pero femeninos, y recuerdo todos esos momentos donde con ella rei a mares, y me sentí segura, como hacía tiempo que no me sentía, todos esos momentos donde nos tuvimos la una a la otra, para tomar el té en el desierto de Murcia.
No podemos negar que fue un viaje intenso, porque tuvimos de todo, desencuentros amorosos, y decepciones, pero cuando desesperabamos, teniamos el poder, una de la otra, para que una magia, que solo nosotras entenemos (Gran Rey), se respirara en el aire, y bastaba una sonrisa, solo una, y todo encontraba su cauce.

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